La Epístola de Santiago es conocida como una de las epístolas generales del Nuevo Testamento. Esta designación se aplica a estos libros debido a que fueron escritos como cartas circulares para ser leídas por una cantidad de iglesias. Esto contrasta con la mayoría de las cartas de Pablo que estaban dirigidas a iglesias o individuos determinados. El autor se identifica a sí mismo sólo como “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo” (1:1). Hubo varios hombres prominentes
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